Al igual que todas las formas de tecnología digital, los esquemas de codificación digital están sujetos a un desarrollo continuo. Por lo tanto, el debate sobre los formatos más apropiados para la preservación también evoluciona. Sin embargo, independientemente de las opciones disponibles, se pueden aplicar varios principios a la hora de elegir formatos de destino.
Comentario:
Las grabaciones maestras de preservación se hacen generalmente en un formato de destino que consta de un solo fichero, en el que un contenedor (wrapper) encapsula la información primaria de sonido o de imagen y sonido junto con información secundaria como rótulos, subtítulos, códigos de tiempo y otros datos auxiliares. Sin embargo, en algunos casos la información secundaria puede alojarse en los que a veces se denominan ficheros adicionales («sidecar» files). Este enfoque no es raro para subtítulos o rótulos, y puede usarse para materiales anejos como etiquetas de disco.
Para audio, el formato WAVE de radiodifusión (Broadcast WAVE Format, BWF) se ha convertido en un estándar de facto. Este formato es recomendado oficialmente por el Comité Técnico (véase IASA-TC 04, 6.1.2.1). Los ficheros BWF, como el resto de los ficheros WAVE, no pueden superar los 4 GB de tamaño y están limitados a grabaciones monoaurales o en estéreo de dos canales. Para dar cabida a una mayor cantidad de datos de audio y múltiples canales, la Unión Europea de Radiodifusión ha definido el fichero RF64 BWF, con un tamaño máximo de archivo de aproximadamente 16 exabytes y hasta 18 canales.
Para la digitalización de grabaciones originales de audio analógico, IASA recomienda una resolución digital mínima de 48 kHz a una velocidad de muestreo de 24 bits de longitud de palabra, utilizando modulación de código de pulso lineal (LPCM). En instituciones patrimoniales y de la memoria, se ha adoptado mayoritariamente una resolución de 96 kHz / 24 bit. Una mejor transferencia de las partes no intencionadas de un documento sonoro en la actualidad (véase la sección 8), facilitará la futura eliminación de estos artefactos mediante el procesamiento de señales digitales cuando se hagan las copias de acceso. Debido al carácter transitorio de las consonantes, las grabaciones de voz deben ser tratadas como grabaciones musicales.
Cuando la información primaria de las grabaciones sonoras de discos y cilindros se captura mediante técnicas de escaneo óptico sin contacto, los datos del escaneo en sí pueden constituir el elemento principal del fichero maestro de preservación, en lugar de un flujo de bits de audio convencional derivado de ellos.
En las instituciones de la memoria, los formatos de destino de los másteres de preservación de imágenes en movimiento se encuentran en las fases iniciales de aplicación. Para vídeo, varias instituciones han utilizado una variante del encapsulado MXF estandarizado por SMPTE, con la señal de imagen codificada como JPEG 2000 comprimido sin pérdidas. Por su parte, otras instituciones están avanzando con la codificación sin pérdidas FFV1, que dispone la señal de imagen y las bandas sonoras que la acompañan en formatos de encapsulado como QuickTime, Matroska o AVI.
El formato de destino seleccionado con más frecuencia para el escaneo de películas de cine en las instituciones de la memoria es el DPX, estandarizado por SMPTE. Al mismo tiempo, algunos archivos están explorando enfoques que permitan el transporte de señales de sonido e imagen sincronizadas en el mismo encapsulado, o la capacidad de incorporar datos adicionales de color y tono. Estas exploraciones implican el formateo de las señales de imagen DPX capturadas inicialmente (y las bandas sonoras) en formatos maestros de preservación como los seleccionados para vídeo, por ejemplo JPEG 2000 sin pérdidas en imágenes MXF o FFV1 en QuickTime o Matroska.
En algunas circunstancias puede que prácticamente no sea posible migrar el contenido audiovisual. Esto podría deberse a una funcionalidad integral específica como la que se encuentra en los videojuegos, por ejemplo, o al uso de tecnología de protección anticopia. Por consiguiente, el acceso futuro (y por ende la preservación) puede depender de la emulación de los sistemas operativos o los programas informáticos originales.
Los archivos pueden adquirir material en formas basadas en ficheros cuya transcodificación a formatos de fichero puede dar lugar a cambios irreversibles en la representación del contenido. En tales casos debe considerarse la autenticidad y la promesa de mejores métodos de transcodificación en el futuro. El archivo puede optar por conservar el fichero original (tal como se adquirió), así como la versión transcodificada que se considere una mejor apuesta para la capacidad de reproducción a largo plazo, o simplemente transcodificar, conservar las nuevas copias y eliminar los originales. Esta última opción puede aplicarse particularmente en casos «extremos» como los videoclips que se han recopilado como parte de un proyecto de recolección en la Web.
A muy largo plazo parece inevitable una migración adicional desde cualquier formato. Por lo tanto, en la medida de lo posible, un repositorio debe tener como objetivo garantizar que la futura migración desde cualquier formato de destino elegido preserve igualmente esta información.